45 millones de españoles

(Los dos astros televisivos, Alfredo Amestoy y José Antonio Plaza, se disponen a inaugurar la nueva temporada del mítico programa 35 millones de españoles -que ahora pasan a ser 45-. A una señal del realizador, la esteticién les dispensa los últimos toques de maquillaje y ambos se ajustan sus respectivas dentaduras postizas. Se deja oír la sintonía del programa).

PLAZA.- Buenas noches, damas y caballeros. Bienvenidos a 45 millones de españoles. Quién nos lo iba a decir, Alfredo. Al cabo de cuarenta años, volvemos a coincidir en este plató. Es como si no hubiera pasado el tiempo.
AMESTOY.- Ya lo dice el tango: cuarenta años no es nada…
PLAZA.- Perdona, pero el tango dice que veinte años no es nada.
AMESTOY.- Cuarenta, veinte… ¿qué más da?
PLAZA.- ¡Hombre! ¿Cómo va dar lo mismo? Cuarenta es el doble de veinte.
AMESTOY.- Y nada es el doble de nada, puesto que dos por cero es cero. Así que estamos en las mismas.
PLAZA.- (lanzando un bufido).- Como quieras. No vamos a discutir por una vulgar cuestión aritmética. En cualquier caso, ¿tendrías inconveniente en explicarles a los espectadores cuál era el contenido de este programa en su primera edición, cuyo título era 35 millones de españoles?
AMESTOY.- Muy sencillo. Era un programa dedicado a analizar los hábitos de consumo de nuestros compatriotas.
PLAZA.- Correcto. Y eso mismo nos proponemos llevar a cabo aquí. Dinos, Alfredo, ¿podrías resumir en unas pocas palabras las tendencias de consumo de los españoles de ahora?
AMESTOY.- Claro que puedo. De hecho, ni siquiera creo que sean necesarias las palabras.

(Alfredo Amestoy levanta el culo del asiento y expele una estruendosa ventosidad).

PLAZA (tapándose la nariz).- Compañero, por decirlo de forma delicada, eso ha sido una falta de decoro lamentable.
AMESTOY.- Tan sólo pretendía hacer un poco de pedagogía…
PLAZA.- Ingenioso juego de palabras, pero mucho me temo que está fuera de lugar.
AMESTOY.- En absoluto. Permítaseme indicar que a día de hoy se da una fuerte caída del consumo en nuestro país, lo cual da lugar a un notable descenso de los precios que se conoce por el nombre de deflación, palabra procedente de la raíz latina flo, flare, flatum, que significa soplar. Y da la casualidad de que de ahí viene también el término flatulencia. De modo que mi escatológico proceder no puede ser más relevante.
PLAZA (descubriendo las fosas nasales).- Haber empezado por ahí. Debo reconocer que eres todo un ejemplo de erudición.
AMESTOY (frunciendo el ceño).- ¿Qué me has llamado?
PLAZA.- He dicho que eres todo un ejemplo de erudición.
AMESTOY.- Ah, te había entendido “eres todo un ejemplo de corrupción” que, por cierto, es la segunda preocupación de los españoles. De hecho, también tengo algo que decir al respecto.

(Repitiendo su anterior gesto, Amestoy emite una nueva explosión de gases tóxicos, más fétida y ruidosa aún que la precedente. Plaza se cubre el rostro con una máscara anti-gas).

PLAZA.- Definitivamente, eres peor que una mofeta. Esto se torna nauseabundo por momentos. Algo huele a podrido en Dinamarca.
AMESTOY.- En Dinamarca y en todos los sitios, no te digo. Ciento veinte mil millones de euros al año que le cuesta la corrupción a la Unión Europea dan mucho juego. No hay pan para tanto chorizo, ni gusano…

(Al pronunciar estas palabras, Amestoy se lleva las manos a la piel de la cara y comienza a tirar de ella hacia arriba, como si tratara de arrancársela. El público comprueba, horrorizado, que la cara de Alfredo Amestoy es en realidad una careta bajo la cual se encuentra una calavera de apariencia terrible y espectral).

AMESTOY (con cara de esqueleto y voz de ultratumba).- ¡Para tanto cadáver!

(Amestoy corre hacia los espectadores que están viendo el programa en directo, con los brazos desplegados y lanzando amenazadores aullidos, como si fuera a comérselos. El público huye despavorido, formando una gran desbandada. Al quedarse solo, se encoge de hombros, vuelve a ponerse la careta de Amestoy y se dirige de nuevo hacia su compañero, José Antonio Plaza, quien ya se ha despojado de la máscara anti-gas).

AMESTOY.- ¡Qué miedicas! Hay que ver cómo se han puesto por una simple cabeza rapada.
PLAZA.- Te habrán confundido con el ministro Wert.
AMESTOY (tomando asiento, con aire entre melancólico y resignado).- ¿Sabes lo que pienso, José Antonio? Sinceramente, creo que éste no es país para viejos. Deberíamos plantearnos aplazar el inicio de la nueva temporada otros cuarenta años, cuando volvamos a ser 35 millones de españoles. Cosa nada difícil si tenemos en cuenta el ritmo vertiginoso al que van cayendo las cotizaciones a la Seguridad Social.
PLAZA.- Te olvidas de un pequeño detalle, Alfredo.
AMESTOY.- ¿Cuál?
PLAZA.- Pues que dentro de cuarenta años… (José Antonio Plaza se lleva las manos a la cara de modo similar a como lo hiciera antes Alfredo Amestoy y se desprende de su careta de impostor, bajo la cual emerge otra espeluznante calavera).
PLAZA (con terrorífica voz de ultratumba).- ¡Todos calvos! ¡Juo, juo, juo!

(Esta vez es Alfredo Amestoy el que echa a correr, presa del pánico).

AMESTOY (visiblemente aterrorizado).- ¡Dios mío! Si es el mismísimo Cristóbal Montoro…
PLAZA (que se ha quedado solo en el estudio, con la misma voz de ultratumba).- Háganme caso, queridos espectadores. Si no quieren acabar como yo y que los de la troika jueguen a los bolos con sus cráneos… ¡háganse cuanto antes un plan de pensiones!

(Se oyen unos aplausos enlatados y hay un fundido en negro, mientras suenan los acordes de la sintonía. Fin del programa).

Jardiel Poncela

8 pensamientos en “45 millones de españoles

  1. Phil O'Hara dice:

    ¡Buenísimo! Vive Dios que lo hubieran firmado Tarantino o el mismo Joyce. Y además lo he pasado en grande al leerlo.

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  2. Agradezco tan sentidas alabanzas. Quisiera aprovechar la coyuntura para señalar que el artículo va expresamente dedicado a usted, querido compañero (aunque tal vez se trate de un cumplido dudoso). En cualquier caso, estoy seguro de que usted sabe muy bien por qué.

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  3. thoreau dice:

    Pues a mí me parece de un mal gusto lamentable. Hoy en día cualquier arrapiezo puede publicar lo que se le antoje. Es lo malo que tiene esto de las nuevas tecnologías. Dios mío, dónde iremos a parar.

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  4. Phil O'Hara dice:

    Lo sé, lo sé, lo sé: sé que va dedicado a mi persona, sé que se trata de un cumplido dudoso y sé muy bien por qué. Fíjese cuánto sé para no saber nada.

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  5. Phil O'Hara dice:

    Las nuevas tecnologías y el pensamiento esquizofrénico. Ese es tema si no para una tesis, al menos para una columna, amigo Thoreau.

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  6. Estimado Thoreau: si usted siguiera asiduamente este blog, sabría que no hay ni la menor pretensión de ser decentes ni por parte del señor O’Hara ni por la mía propia. Es más: este es un club donde sólo admitimos a personas indecentes. Personalmente, jamás formaría parte de un club que estuviera dispuesto a admitirme como socio. Hasta ahí podíamos llegar.

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  7. Phil O'Hara dice:

    Por lo que a mí respecta, considérense en su casa y pásense por aquí siempre que gusten que, como los buenos bares, esto está siempre abierto. Aunque no den tapa.

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  8. Así sea, señor O’Hara. A ver si con el tiempo lo de la tapa podemos solucionarlo.

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