Pólvora de rey

Hoy comienza en el diario El Mundo la publicación de una serie de artículos que llevan como título genérico “La España del despilfarro”. Bajo dicho rótulo se van a agrupar un conjunto de reportajes de denuncia sobre diversas inversiones millonarias en proyectos de obra pública (auspiciadas por gobiernos de uno y otro color político) que han sido infrautilizadas o ni siquiera se han llegado a utilizar en absoluto. Yo, que nunca he sido  aficionado a los culebrones, a fe mía que éste no me lo pierdo por nada. Y es que debo confesar que siento una atracción morbosa por el estudio de los testimonios de la estupidez humana (en los que nuestro solar patrio es especialmente pródigo), dentro de los cuales ocupan un lugar destacado estos monumentos a la insensatez, que hacen que la torre de Babel parezca, en comparación, una inocente travesura infantil. Comienza la serie con una flamante pista de esquí construida en la localidad vallisoletana de Villavieja del Cerro (un completo secarral, al igual que el resto de la provincia de Valladolid), que lleva la friolera de ocho años sin utilizarse (o sea, desde la fecha misma de su construcción). Echo de menos un avance sobre el resto de obras faraónicas que van a jalonar este periplo por la geografía del disparate, pues me gustaría saber si van a incluir las obras de ampliación del aeropuerto de León. Más les vale, porque si no al día siguiente veremos a los de la UPL enarbolando pancartas frente a la redacción de El Mundo, quejándose de trato discriminatorio con Pucela. El caso es ser los primeros en algo, aunque sea en hacer el ridículo.

En lo que sí soy escéptico es en cuanto a la declaración de intenciones formulada en el editorial del periódico, por muy loables que sean éstas. Allí se dice textualmente: “El viaje que proponemos por la España del despilfarro debería servir para no volver a caer más en los mismos errores”. ¿Acaso los seres humanos mostramos la más mínima predisposición a aprender de nuestros errores? Sirva como muestra un botón. Hace poco denunciábamos en un editorial de la revista “Palavras contra el balium” el enorme dislate de la llegada del AVE hasta León, que amén de las consecuencias nefastas para el medio ambiente, supone una fuente de endeudamiento y corrupción inasumibles en un país que por entonces superaba los cinco millones de parados (y que los volverá a superar en breve, apenas toque a su fin la temporada turística, por muy esmerada que sea la labor cosmética del gobierno a la hora de maquillar las cifras). De hecho, las obras de los túneles de Pajares, aparte de desecar los acuíferos de la zona, ha supuesto para las arcas públicas un desembolso de más de tres mil millones de euros; esto es, el triple de lo presupuestado inicialmente. Pocos días antes tuvo lugar una concentración en León, en la que patronal y sindicatos, junto a representantes de todas las siglas del arco político, clamaban por la tramitación de este proyecto, que contaba al principio con un presupuesto de once millones de euros y que ya va, de momento, por los diecinueve. Pues bien; a los que manifestamos nuestra oposición al proyecto y denunciamos el gregarismo borreguil inherente a aquella manifestación, nos llamaron de todo menos bonitos. A los pocos días salió a la luz pública el escándalo de las comisiones ilegales del AVE en el tramo Madrid-Barcelona, asunto feo donde los haya y donde, al parecer, anda metida hasta el cuello la ex ministra de Fomento del gobierno socialista, Magdalena Álvarez (realmente encomiable el currículum de esta señora, quien por lo visto también tuvo mano en el tema de los EREs durante su época de consejera de economía en la Junta de Andalucía; debe de ser por eso que la nombraron vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones). Todavía estamos algunos esperando palabras de rectificación por parte de los que en aquella ocasión nos dedicaron toda clase de piropos, aunque, eso sí, los ataques hayan cesado como por arte de magia. Pero eso es lo de menos. No quisiera desviarme del tema ni dejar sin plantear la pregunta que tengo en mente desde que empecé a teclear estas líneas: ¿Es siquiera medianamente razonable que el país de la UE con más aeropuertos, más kilómetros de autovía y más kilómetros de AVE, sea también el que tenga mayor número de parados sin percibir ninguna prestación?

La respuesta se la dejo a Einstein: “Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro”.

Queda todo dicho.

Jardiel Poncela

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2 pensamientos en “Pólvora de rey

  1. Adrián Montes dice:

    Bueno, aunque me sume a la crítica al despilfarro, tampoco se debe disparar «a todo lo que se mueva». Los kilómetros del AVE han sido financiados mayormente por los fondos europeos (que tienen su buen cabreo al respecto). Y puesto a hablar del país del despilfarro podríamos empezar por los que, ganando poco más del salario mínimo, se han embarcado en la compra de pisos millonarios o los que son capaces de dejar de comer por lucir un todo terreno de marca alemana, etc…

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  2. Efectivamente, tiene su punto de verdad el afirmar que todos hemos disparado con pólvora de rey y, por tanto, no podemos negar nuestra cuota de responsabilidad en el desastre echándoles la culpa exclusivamente a políticos y banqueros. El problema es que a nosotros nos hacen pagar por nuestros pecados y, en cambio, a ellos no.

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